Hoy no hay fotos. Hay tan solo la alegría de saber que estamos trabajando para y con la niñez. La alegría de saber que dentro de poco podremos festejar la niñez de una manera diferentes, que nos estamos moviendo.
En la tarde de hoy, aprovechamos que el día estaba lindo y salimos afuera. Cada chico con su hoja, con un poema y con la consigna de leerlo intimamente, y llenar como quisiera el espacio en blanco. Muchos dibujos, palabritas por aquí y allí, y mucho entrar en poesía. Acceder a ese territorio, a esa gran casa.
Los poemas pertenecían a El espejo distraído poemario de Elsa Bonermann.
Aquí compartimos algunos de ellos.
El espejo distraído
Tengo
un espejo distraído.
Me
marea con sus olvidos.
Sé
que no lo podrán creer
pues
—coqueta— me miré ayer
y
él, como siempre está en la luna,
no
reflejó imagen alguna.
Por
supuesto, yo me asusté;
muy
enojada lo reté.
Él,
entonces, se disculpó
y
enseguida me dibujó...mas con la cara empañada
y
media trenza borroneada.
Adivinen
lo que pasó
cuando
mi tío se miró
utilizando
una gran lupa
y
teniendo la gata a upa...
Pues
mi espejo tan distraído
hizo
una mezcla, confundido,
y
mi tío se vio con cola,
bigotes,
una mano sola,
el
chaleco descolorido
y
su cigarro en dos partido.
¡Y
la gata casi se mata
al
reflejarse con corbata!
Dónde dónde
¿Dónde
van las mariposas,
dónde
van?¿Las libélulas danzantes,
dónde
están?¿Y esa langosta acróbata
del
jardín,
dónde
se oculta con su hijo
saltarín?
¿Dónde
se esconden mis bichos
cuando
llueve?
¿Puede
alguien responderme?,
¿alguien
puede?¿Y el torito, a su bonete
de
arlequín
lo
resguarda como el grillo
a
su violín?
Quizá
tengan ya las caras
tan
mojadas...
y
antenas, alitas, patas
empapadas...
Ah...
¡Que el sol ponga ya en marcha
su
gran fragua!
Mis
bichos no tienen botas
ni
paraguas...
Para
cazar un panadero
Tibia
pelusita
que
pasas flotando...
Blanca
coronita...
¡Te
estoy alcanzando!
Tu
pan enanito
busco,
panadero.
Blando
capullito...
¡Dame
lo que quiero!
¿Que
no? Aunque me canse
serás
mío, creo.
En
cuanto te alcance
te
pido un deseo.
¡Ya
está! ¡Ya te tengo,
blanco
molinero!
Grito,
voy y vengo:
¡Cacé
un panadero...!
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