Espacio para pensar(nos) gremial y pedagogicamente desde Seguí y en nuestro quehacer cotidiano como Docentes y Estudiantes.

miércoles, 3 de octubre de 2012

El vaso no quiere asomarse - Por Ricardo Zelarayán

La vieja botella, que nunca se arruga, me dice siempre que yo no soy más que un vaso de docena, lo que es mucho decir porque quedamos nueve.
¿Pero qué podré entender yo de viejas, de arrugas y de docenas? Lo que yo sé es que hay un borde al cual no conviene asomarse.
Debajo del borde de la mesa está el abismo...
Aunque siempre, hasta ahora, hay manos cerca que nos salvan. Y tampoco sé si esas manos son mías o de otros.
La botella vieja me ha dicho también que ella y yo somos inventos difíciles de mejorar, que tenemos una historia larga y que si no existiera el vidrio no seríamos nada. ¿Pero por qué tengo yo que ser vaso y botella ella, en vez de ser vidrio de ventana o de anteojo?
Y bueno, así nos han hecho, por lo menos a mí, con la boca siempre abierta para llenarnos. Por eso nos cuidan tanto, le digo a la vieja botella. Pero ella no me deja hablar ni quiere oírme, porque sabe que soy un vaso de una docena de nueve, ¡vieja bruja!
Está bien que los chicos me llenen de arena después de tomar la leche. Está muy bien que me pongan una rosa, alada, inquieta como una llama. La música de la cucharita despierta alegremente mi corazón adormecido. Me encanta cuando me llena la lluvia, y si no fuera por ese maldito borde, me escaparía al patio o al balcón cuando oigo llover.
No es cuestión de llenarme con lo primero que venga. Porque boca abierta arriba como soy me ha caído de todo. Boca abajo, en cambio, he conocido una luciérnaga.
Perdón, una hormiga me hace cosquillas en mis labios siempre abiertos. No te caigas porque no podrás salir hasta que me laven...
Y ahora me hacen rodar en medio del agua: me están lavando. De paso, muy de pasada, conozco una copa mimosa y muy mimada.
¿Será mi novia? Yo no sé nada.
De pronto me dejan solo. No veo ni el borde. No hay una mano. No se oye ni el rezongo de la vieja botella. ¿Qué estará pasando?
De pronto una botella de cuello largo. Más fea que los anteojos... No gané nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario