Espacio para pensar(nos) gremial y pedagogicamente desde Seguí y en nuestro quehacer cotidiano como Docentes y Estudiantes.

viernes, 10 de agosto de 2012

Taller del 10 de agosto/2012


Hoy no hay fotos. Hay tan solo la alegría de saber que estamos trabajando para y con la niñez. La alegría de saber que dentro de poco podremos festejar la niñez de una manera diferentes, que nos estamos moviendo. 
En la tarde de hoy, aprovechamos que el día estaba lindo y salimos afuera. Cada chico con su hoja, con un poema y con la consigna de leerlo intimamente, y llenar como quisiera el espacio en blanco. Muchos dibujos, palabritas por aquí y allí, y mucho entrar en poesía. Acceder a ese territorio, a esa gran casa.
Los poemas pertenecían a El espejo distraído poemario de Elsa Bonermann.

Aquí compartimos algunos de ellos.

El espejo distraído

Tengo un espejo distraído.
Me marea con sus olvidos.
Sé que no lo podrán creer
pues —coqueta— me miré ayer
y él, como siempre está en la luna,
no reflejó imagen alguna.
Por supuesto, yo me asusté;
muy enojada lo reté.
Él, entonces, se disculpó
y enseguida me dibujó...mas con la cara empañada
y media trenza borroneada.
Adivinen lo que pasó
cuando mi tío se miró
utilizando una gran lupa
y teniendo la gata a upa...
Pues mi espejo tan distraído
hizo una mezcla, confundido,
y mi tío se vio con cola,
bigotes, una mano sola,
el chaleco descolorido
y su cigarro en dos partido.
¡Y la gata casi se mata
al reflejarse con corbata!



Dónde dónde


¿Dónde van las mariposas,
dónde van?¿Las libélulas danzantes,
dónde están?¿Y esa langosta acróbata
del jardín,
dónde se oculta con su hijo
saltarín?
¿Dónde se esconden mis bichos
cuando llueve?
¿Puede alguien responderme?,
¿alguien puede?¿Y el torito, a su bonete
de arlequín
lo resguarda como el grillo
a su violín?
Quizá tengan ya las caras
tan mojadas...
y antenas, alitas, patas
empapadas...
Ah... ¡Que el sol ponga ya en marcha
su gran fragua!
Mis bichos no tienen botas
ni paraguas...

Para cazar un panadero

Tibia pelusita
que pasas flotando...
Blanca coronita...
¡Te estoy alcanzando!
Tu pan enanito
busco, panadero.
Blando capullito...
¡Dame lo que quiero!
¿Que no? Aunque me canse
serás mío, creo.
En cuanto te alcance
te pido un deseo.
¡Ya está! ¡Ya te tengo,
blanco molinero!
Grito, voy y vengo:
¡Cacé un panadero...!






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